Qué como en un día

La alimentación es una parte fundamental de nuestra vida. No solo se trata de satisfacer el hambre, sino de cuidar nuestro cuerpo, obtener energía y disfrutar de sabores, texturas y momentos. Muchas personas me preguntan: “¿Qué comes en un día?” La respuesta depende de muchos factores: mi nivel de actividad física, si estoy trabajando o descansando, la estación del año, y por supuesto, mi estado de ánimo. Sin embargo, hoy quiero compartir un día típico de alimentación para mí, tratando de mantener un equilibrio entre lo saludable y lo sabroso.

Desayuno: Empezar bien el día

Siempre he creído que el desayuno es una de las comidas más importantes del día. No soy de las personas que pueden salir de casa con solo un café. Necesito algo más consistente que me dé energía y me ayude a concentrarme.

Un desayuno típico para mí empieza alrededor de las 7:30 de la mañana. Suelo preparar un tazón de avena cocida con leche vegetal (me gusta la de almendra o avena). Le agrego una cucharadita de semillas de chía, un poco de miel y frutas frescas: generalmente plátano y fresas. La avena me da fibra y me mantiene satisfecho durante horas.

Para acompañar, tomo una taza de café negro, sin azúcar, o un té verde si quiero algo más suave. A veces, si me siento con más hambre, tuesto una rebanada de pan integral con aguacate y un poco de sal marina y limón por encima. ¡Delicioso y lleno de grasas saludables!

Media mañana: Un snack inteligente

Alrededor de las 10:30 o 11:00 am, me gusta hacer una pequeña pausa para un snack. Nada muy pesado, pero lo suficiente como para mantener la energía.

Una opción que me encanta es un puñado de nueces y almendras sin sal. También suelo llevarme una pieza de fruta si estoy fuera de casa: una manzana, una mandarina o un puñado de uvas. Si tengo tiempo y estoy en casa, preparo un batido con espinacas, plátano, un poco de yogur y hielo. Es refrescante y nutritivo.

Este snack me ayuda a mantenerme concentrado y evitar llegar al almuerzo con un hambre voraz.

Almuerzo: Equilibrio y sabor

El almuerzo es probablemente mi comida más variada. Me gusta que tenga una buena fuente de proteína, vegetales y algún carbohidrato saludable. Intento cocinar en casa lo más posible, ya que así controlo mejor los ingredientes y las porciones.

Un ejemplo de un almuerzo típico sería: arroz integral, lentejas guisadas con cebolla y ajo, y una ensalada fresca de tomate, pepino y aguacate con un chorrito de aceite de oliva y limón. A veces agrego huevo duro o tofu a la ensalada para aumentar la proteína.

Otras veces preparo una tortilla de verduras (con calabacín, espinacas, cebolla) y la acompaño con pan integral y una sopa ligera.

Si tengo poco tiempo, opto por un sándwich integral con pollo a la plancha, lechuga, tomate y un toque de mostaza. Lo importante es que siempre trato de incluir vegetales y evitar comidas muy procesadas o frituras.

Merienda: Recargando energía

La merienda de la tarde es crucial para mí, sobre todo si tengo actividades físicas o trabajo hasta tarde. Normalmente, entre las 4:00 y las 5:00 pm, preparo algo ligero pero nutritivo.

Una opción favorita es el yogur natural con un poco de granola casera y frutas. Si necesito algo más saciante, hago una tostada con crema de cacahuate natural y rodajas de plátano por encima.

También me gusta tomar una segunda taza de té en la tarde, a veces con una galleta casera de avena o un cuadrito de chocolate negro (85% cacao o más). No me prohíbo los pequeños placeres, pero trato de consumirlos con moderación.

Cena: Ligera pero completa

La cena suele ser más ligera que el almuerzo, pero no por eso menos importante. Intento cenar al menos dos horas antes de dormir, para tener una buena digestión.

Un ejemplo de cena podría ser una crema de verduras (calabaza, zanahoria, o brócoli) acompañada de una tostada de pan integral con queso fresco. Otras veces hago una ensalada completa con base de hojas verdes, atún o huevo, pepino, tomate y semillas de girasol.

Si tengo más hambre, añado un poco de quinoa o pasta integral. Trato de evitar cenas muy pesadas o con mucha grasa, ya que noto que afectan la calidad de mi sueño.

Hidratación y hábitos adicionales

Además de lo que como, cuido mucho mi hidratación. Bebo alrededor de dos litros de agua al día, más si hago ejercicio. A veces añado rodajas de limón o menta al agua para darle sabor sin azúcar.

Intento evitar las bebidas azucaradas, y solo tomo refrescos o jugos en ocasiones especiales. En lugar de eso, me gusta preparar infusiones de hierbas como manzanilla o menta, especialmente por la noche.

También presto atención al ritmo de mis comidas. Comer con calma, masticar bien y no usar el celular mientras como son pequeños hábitos que me ayudan a disfrutar más y digerir mejor.

Reflexión final

Compartir lo que como en un día no significa que todos deban seguir exactamente lo mismo. Cada cuerpo es distinto, y nuestras necesidades varían. Sin embargo, algo que sí creo que todos podemos aplicar es la intención de comer con conciencia, buscando un balance entre lo saludable y lo placentero.

La clave está en la variedad, la moderación y el disfrute. Comer bien no significa privarse, sino aprender a nutrirse y a escuchar al cuerpo. Con el tiempo, se vuelve un estilo de vida natural y gratificante.